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FERNANDO VALERIO HOLGUIN

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FERNANDO VALERIO HOLGUIN
POEMAS

autorretrato ausente con la cabeza vendada


soy un hombre hecho de ausencias/de ausencias vizcosas y frías/de ausencias de mí mismo/de ausencias que no cesan y van creciendo con el tiempo como un cáncer en la garganta/

la vida se ha aprovechado de mí -ya lo sé-/y ha hecho siempre lo que le ha dado la gana en mi ausencia/nací ausente y también crecí ausente/nunca estuve donde debía/porque no me llamaron o porque nunca acudí a tiempo -poco importa-/y las cosas más importantes ocurrieron durante mi ausencia/en un antes distante y frío que parece ya prehistórico/

floreció el clavel temprano en la maceta de las altas barandas que no pude -o tal vez no supe- alcanzar a tiempo/sepultaron en el pasto y el rocío los corazones su latido/y esta vez tampoco alcancé a llegar/me retuvo una estampida de indómitos potros negros

sé que también moriré un día/ausente/con la cabeza vendada/porque una mañana al despertar leeré mi propia esquela de defunción en los periódicos y entonces no habrá nada que hacer: esperar a que me arrojen catorce paladas de tierra en pleno rostro sin haber podido llegar a tiempo a mi propio entierro/esta vez me habrá retenido un inconsolable aeropuerto de adioses/




las cosas sin nombre


En las letras de rosa está la rosa
Y todo el Nilo en la palabra Nilo.
               Jorge Luis Borges



No hay por qué llamar las cosas
        por su nombre
si el pan en mi boca es ceniza
y el vino en mis labios, sangre

si el poema cimbrado en mi cuerpo es una ciudad que se resiste a la memoria del frío y escapa en calles vertiginosas/en avenidas desiertas/y puertas y ventanas vacías
y entonces, ¿cómo llamar a una vida que se escapa a veinte días por segundo? cuando la rabia secreta no es contra Dios -que acaso ya no exista- sino contra la memoria del tacto y el rocío

No hay por qué llamar las cosas
                          por su nombre

si la rosa no estará más en la palabra rosa
como tampoco estarán tus lágrimas en la palabra llanto ni tu sal en mi boca

las cosas se habrán mudado de nombre
                              y quedarán entonces
las palabras/
vacías
como ciertas casas/como ciertas miradas/como ciertas horas

Y habrá un imperio de cosas sin nombre
de nardos asesinos en la memoria/de árboles secos como bronquios cimbrados en la nieve/de gritos y ecos de otros gritos en el crepúsculo malva de esta estepa baldía que no me pertenece/

y entonces, ¿qué hacer con tanta palabra hueca/tanta palabra inútil/tanta palabra muerta/tanta palabra fría?/si no podré siquiera nombrarte/o alcanzarte un as de diamante para un golpe de suerte/si no podré siquiera suplicar otra oportunidad

de llamar las cosas
                   por su nombre

porque hay cosas que no tienen nombre




Absurdo in progress


Es cierto porque es absurdo.
    Tertuliano



¡Qué absurdo el absurdo del mundo, que por absurdo es real!

¡Qué absurdo el hombre con traje y corbata de serpientes, la mujer desangelada, su risa, su bufanda, las palabras desparramándose en verdades y espuma, la conferencia, el bostezo, los zapatos llenos de ojos, los platos de alacranes
exquisítamente servidos
en la mesa del amo

¡Qué absurdo el diario y su perro, la prisa, el frío reporte, los deseos desencontrados, la pizarra poblada de glifos y jeroglifos, la blanca tiza, el rostro de un estudiante picado de viruelas, y afuera, el llanto de un sauce huérfano en la nieve

¡Qué absurdo que haya nevado tanta nieve y los pájaros aún continúen agitando sus alas mecánicas en la copa de los árboles y la soledad se empeñe en afilar sus tardes atonales en mi apartamento y que un puñado de adioses me haga llorar frente al congelador.

¡Qué duro y absurdo el tiempo que se resiste al cincel en la memoria, porque mágicos, me habrán parecido entonces, el agua diáfana y clara del arroyo, las mañanas de mi infancia, el lirio y su blanca corola y tu cuerpo, Camila, como un libro abierto al deseo.